Distorsión del genocidio gitano y discriminación antigitana en la actualidad
El 13 de mayo de 1995, cuatro jóvenes de entre 17 y 21 años irrumpieron en el domicilio familiar de Žďárnad Sázavou (República Checa), donde vivía una familia romaní. Uno de ellos golpeó a Tibor Berky varias veces en la nuca con un bate de béisbol, causándole heridas mortales. Tibor Berky era padre de cinco hijos que presenciaron el asesinato. El asesinato por motivos raciales fue uno de los muchos que tuvieron lugar en la República Checa en la década de 1990. Culminó con el lanzamiento de cócteles molotov a la casa de una familia romaní, que causaron quemaduras de tercer grado en el 80% del cuerpo de una niña de dos años, Natálie, cuando la botella cayó en su cuna. La niña sobrevivió con secuelas de por vida.
El mismo día del asesinato de Tibor Berky se celebró en Lety u Písku la primera ceremonia conmemorativa en presencia del Presidente checo Václav Havel, en la que se inauguró un monumento a los romaníes que perecieron en el campo de concentración de Lety u Písku durante la Segunda Guerra Mundial, mientras una gran granja de cerdos se levantaba justo al lado.
En febrero de 2018, solo unos meses después de que se anunciara la intención de comprar la granja de cerdos de Lety u Písku, se colocó una cabeza de cerdo en el monumento conmemorativo a las víctimas romaníes de ese lugar. El autor declaró que quería expresar su desaprobación por el gasto de dinero estatal en la compra de la granja porcina, situada en el emplazamiento de un antiguo campo de concentración para gitanos. Miroslav Brož, activista y presidente de la asociación checo-romaní Konexe, dijo que cree que esto es consecuencia del estado de ánimo de la sociedad checa y de que al menos se cuestione o se reste importancia al genocidio de romaníes y sinti, que es un fenómeno muy extendido en la República Checa y fuera de ella.
Falta de reconocimiento de los delitos contra las víctimas romaníes y sinti
Las atrocidades cometidas durante la época nazi siguen proyectando una larga sombra sobre la historia. No sólo fueron aniquilados sin piedad seis millones de judíos, sino también un grupo a menudo olvidado: los romaníes y los sinti. La discriminación contra este grupo étnico no terminó con la liberación de los campos de concentración, sino que sigue persistiendo, lo que se pone claramente de manifiesto en la distorsión y el olvido generalizados del genocidio romaní.
Lamentablemente, el genocidio del pueblo romaní sigue siendo uno de los crímenes menos conocidos de la época nazi. Esta falta de reconocimiento es una forma nociva de distorsión que sirve para perpetuar estereotipos perjudiciales y la actual discriminación contra la comunidad romaní. Es un duro recordatorio de que la distorsión no se limita a la negación o minimización del Holocausto, sino que se extiende también a otras víctimas. Todavía nos encontramos con la negación o el cuestionamiento del sufrimiento de los romaníes y los sinti durante la Segunda Guerra Mundial. Todavía existe en la sociedad la opinión de que los romaníes fueron asesinados a causa de su modo de vida y su "inadaptabilidad" e incluso "criminalidad hereditaria".
La distorsión del genocidio gitano afecta a nuestra sociedad
La distorsión amenaza con desestabilizar la verdad histórica, deformar la memoria colectiva y comprometer la integridad de las lecciones aprendidas de esta grave catástrofe de derechos humanos. La supresión del genocidio romaní de los relatos de los crímenes nazis simboliza una marginación social permanente, que refuerza siglos de prejuicios, estigmatización y discriminación.
La distorsión de la historia, en sus diversas formas, es una potente arma utilizada para alimentar el odio, el extremismo y la xenofobia. La distorsión del genocidio romaní no es una falsedad histórica aislada: resuena en el presente, repercutiendo directamente en la condición social y la salud mental de la comunidad romaní. Los persistentes prejuicios contra el pueblo romaní, que se manifiestan en forma de exclusión social, discriminación y segregación, revelan una preocupante continuidad con el pasado.
Precisamente por eso necesitamos seguir educando sobre las atrocidades del genocidio de los romaníes, conmemorar a las víctimas, apoyar la investigación y la difusión de recursos fiables sobre el tema. Por eso necesitamos apoyar a instituciones como museos y monumentos conmemorativos, que desempeñan un papel vital en la lucha contra el antisemitismo y el antigitanismo en la actualidad.
En memoria de las víctimas, por la dignidad de los supervivientes y por el futuro de los derechos humanos y la igualdad, unámonos contra la distorsión de los crímenes de la era nazi. Recordemos el genocidio romaní, no como una nota a pie de página olvidada en la historia, sino como un duro recordatorio de los peligros de los prejuicios.
Lasopiniones expresadas por los colaboradores individuales del blog no reflejan necesariamente las de la Comisión Europea, la Alianza Internacional para la Memoria del Holocausto, la Oficina de Instituciones Democráticas y Derechos Humanos de la OSCE, las Naciones Unidas, la UNESCO o los funcionarios de los Estados miembros de la Comisión Europea, la IHRA, la Oficina de Instituciones Democráticas de la OSCE, las Naciones Unidas y la UNESCO.